miércoles, 31 de agosto de 2011

Malasia, ¿Cielo o Infierno?

A la hora de catalogar un país dentro de algún grupo que nos haga pensar que tiene ciertas características parecidas o diferentes a la realidad que vivimos, lo que uno nunca imagina es tener que meter un país dentro de una categoría de divinidad o abominación. 

Debo aceptar que cuando uno hace las cosas, sin importar lo que sea, asume las consecuencias que estas traigan, sin embargo, es increíble que una serie de eventos desafortunados pasen uno tras otro como obra del bajísimo. La pesadilla comenzó cuando olvidamos leer la visa que nos otorgaron las autoridades de Malasia en la que aparecía una acotación en la que se menciona que la visa es valida solo para entrar por vía aérea; en este punto aparece el primer error, la compra de dos tiquetes de bus, colectivo, flota o como se le quiera llamar.

Al llegar por primera vez en mi vida a una oficina de inmigración por tierra para poder pasar a Malasia, un idioma desconocido surgía entre dos de los oficiales de inmigración, acto seguido e Inglés no dicen que no nos pueden dejar pasar mientras señalan la consigna antes mencionada por mí en esta entrada, minutos después otra agente de inmigración con la cabeza cubierta, lo cual me revelo que era musulmán, me dice en un tono fuerte de voz que no es posible pasar y que no hay nada que hacer; nuestros pasaportes aún sin regresar a nuestras manos pasan a un tercer oficial que nos pide que lo sigamos, un recorrido largo y eterno, ya me sentía como deportado, después de pasar por diferentes caminos llegamos a una oficina donde nos hacen esperar otros 20 minutos, en realidad no recuerdo cuanto y nuestros pasaportes salen con una carta que explica el rechazo de entrada; arriba de un bus nos devuelven a Singapur, donde ya se ha informado la situación y allí también nos reseñan, toman huellas y demás. Seguro que hubieramos sido delincuentes, terroristas o algo similar y nos dejan pasar fácil, pero como solo estábamos de vacaciones, todo tenía que verse como parte del paseo.

El viaje parecía frustrado, pero por suerte para nosotros, no fue así, por lo cual decidimos comprar un tiquete aéreo y pasar como lo autorizaban en la visa, para ese día no sería, pero si para el siguiente, una noche más sin dormir por miedo a no despertarme y perder ya no el bus sino esta vez el avión.

Habiendo quedado reseñados en la inmigración de Malasia nos demoraron nuevamente en el aeropuerto del vecino país, sin embargo después de unos minutos pudimos pasar, por fin en Kuala Lumpur, próximo a recorrer los pasos de Sean Conery y Catherine Z Jones en la película "La emboscada" de 1999, una de mis películas favoritas del mundo y por tanto Kuala Lumpur una ciudad en la que siempre quise estar.

Radicalmente diferente de Singapur, donde no hay un acceso directo a la cultura pues un gran porcentaje de la población dedica todo su tiempo a la tecnología ensimismándose en su mundo sin percibir lo que a su alrededor sucede, Kuala Lumpur daba miedo de la cantidad de gente, mercados y las no tan bonitas calles, sectores y medios de transporte, sin embargo, nos ayudaba la tranquilidad de saber que en estos países de oriente las ciudades por suerte son seguras o al menos más seguras que las de los países latinoamericanos en la que el deseo mimético se ha convertido la principal razón para quitarle a los demás lo que poseen.

Sin embargo, ya habíamos adquirido la costumbre de ver un metro extremadamente nuevo y limpio, como recién estrenándose, calles con gente caminando de una lado a otro, carros nuevos y muy bien cuidados a pasar a un metro no tan bonito, que se le notan los años, esos mismo años que no les pasan a las torres petronas, que desde el momento en que las vi, recordé aquella película, de mis favoritas por cierto, en la que Sean Conery y Catherine Z Jones roban un banco que supuestamente queda en el último piso de las torres y les toca escapar colgando del puente que las une en el piso 40 y que finalmente salen con vida, recordé también que desde el momento en que vi esa película y cada vez que la volvía a ver, se hacía más ferviente mi deseo por estar cerca y finalmente lo estuve; el tour guiado hasta el puente situado en el piso 40 donde se puede admirar Kuala Lumpur desde varios costados y apreciar la inmensidad de las torres a lado y lado no es nada comparado con algo antes admirado por mis ojos. Definitivamente son edificios imponentes que develan la importancia de Malasia en oriente, sin olvidar claro que el diseño de estas fue concebido por el Argentino César Pelli cosa que me pareció paradójico estando viviendo yo en buenos aires.

Luego de la visita obligada a las torres fue necesaria la visita al barrio chino, este sin envidiarle nada al de Singapore aunque con más comerciantes que comienzan las ofertas en cifras incalculables para sus artículos chinos de producción en serie que en realidad negociando un poco salen por menos de la mitad de lo inicialmente pedido, cosas que parecen de marca, pero no lo son, excelentes imitaciones de los originales y mas extranjeros que de costumbre, incluso me doy cuenta que muchas personas extranjeras que he visto en Singapore han llegado hasta Kuala Lumpur como siguiéndonos, los distingo porque además de parecer extranjeros, dos de ellos llevan el cabello rubio de la misma manera amarrado en la cabeza y usan gafas de sol con colores algo llamativos, otro de ellos tiene un pie lastimado, de seguro ellos nos han visto a nosotros también merodeando los sitios turísticos a la par, no es una suerte que la gente que tiene la posibilidad de viajar a esta parte del mundo tenga como objetivo el mismo recorrido que nosotros hemos realizado.

3 días en Kuala Lumpur no son suficientes para logger introducers comma quisiera en la culture, es tempo ahoy de un temple hindú impresionante desde la entrada, bat caves es el hombre del sitio, que no es más que una cueva gigantesca ubicada en una montaña, precedida por más de 200 escalones, a lo largo de los cuales, unos audaces micos intentan aprovechar el descuido de las personas y raparles lo poco que lleven de comida, luego de las escaleras, se ingresa a este complejo de cuevas que es uno de los templos hindus (situados fuera de india) más populares. Olor a incienso, fuego en el suelo, hindus en distintos lugares pidiendo a sus dioses, paredes llenas de colores distintos como ya es costumbre en esta cultura. Luego el tour seguiría a la fábrica de peltre donde pudimos ver el proceso de este material para convertirse en vasos, cucharas y objetos decorativos; el turno seguía para la fabrica de chocolates, el más famoso de todos, el de Tiramisu, luego la fábrica de Batik, donde unos verdaderos artistas hacían diseños con pintura sobre tela que serían convertidos en vestidos, pañoletas y otros accesorios para dar un toque especial a la belleza de las mujeres, de regreso en el hotel, check out y el resto de tiempo libre para poder conocer algo más.

Abrimos el mapa, un templo budista, cerca a la estación más cercan al aeropuerto, se nos presenta como favorito, iniciamos el recorrido con maletas a la espalda, seguimos las indicaciones del mapa y luego de un hombre asiático que nos indica hacia donde está el lugar. 3 de la tarde, el sol en lo alto del cielo azul, caminamos, caminamos y seguimos caminando por más de 40 minutos, por el borde de una carretera, nos cruzamos con un cementerio chino a lado y lado de la vía y nuestros cuerpos transpiraron más de lo normal, después de tiempo, vemos por fin una persona que nos dice que vamos en dirección contraria y que nos ofrece llevarnos en su moto hasta un lugar cercano al templo al que pretendemos llegar que según parece queda en una montaña, bajamos de la moto y emprendemos nuevo camino hacia lo alto y finalmente llegamos, quizás el más grande que podamos ver en este viaje, un templo budista, uno d ellos más recientes en la zona y que está siendo pintado, en la entrada los inciensos y adentro las gigantescas estatuas de los budas, valió la pena subir, una maravilla algo escondida y que no se presenta como un atractivo relevante pero que sí lo es.

Malasia nos deja con un sabor agridulce, una excelente cultura, Kuala Lumpur una belleza incomparable, con las autoridades el sabor agrio de la visita pero que finalmente como dicen por ahí, todo es parte del paseo.  

martes, 2 de agosto de 2011

UNA CERCA A LA OTRA

Singapur es un isla y pegada a esta la isla turística de sentosa, con 500 hectáreas y que es visitada por miles de personas al día, esto se podía apreciar en el metro riel que lo lleva a uno hasta el sitio, entre las atracciones que están para escoger se encuentra el recientemente abierto parque Universal Studios, las playas, clubes, restaurantes y bares.


Si uno quisiera hablar de un sitio más exclusivo que Singapur que el mismo Singapur, es la isla de Sentosa, donde la mayoría de los extranjeros aprovechan el sol en las hermosas playas, tomando un café en el famoso "Cafe del Mar"o sorfiando en la ola gigante del restaurante contiguo, sea como sea, uno de los sitios más concurridos y costosos de esta zon del mundo.

Pronto volveremos a conocer rincones diferentes de Sentosa y a terminar nuetra estadia en Singapur, por ahora me voy a dormir, mañana partimos hacia Malasia, a conocer la torres petronas en Kuala Lumpur.

BUGIS

Completándose el día 8 de la estadía en Singapur, las salidas necesarias comienzan a realizarse, las compras de regalos no van a dar espera y los encargos menos. Después de un almuerzo muy árabe en compañía de mi padre, nos fuimos haca la calle Bugis, una calle muy peculiar en uno de sus tramos, los olores comienzan a sentirse desde lejos y el sonido invade poco a poco los oídos de todos; aparte del calor impresionante se comienza a ver multitud de gente que vine y va de un lado a otro de un mercado que llaman "Bugis Street"

En este mercado se encuentra de todo y con precios bajos, desde los típicos jugos de durian, del cual su olor es bastante penetrante, hasta camisetas, gorras, pantalones, zapatos y demás entre una cantidad considerable de gente que va de lado a lado, comprando, bebiendo jugos, hablando mientras suena de fondo música electrónica en algún idioma raro de esta parte del mundo.

Luego de esta calle fuimos hacia un edificio donde usualmente se encuentran sacerdotes budistas y ante los cuales la gente se arrodilla a que los bendigan. En la entrada de este popular edificio una escultura de un buda en oro nos dio la bienvenida, poco a poco, persona tras persona antes de ingresar al edificio, pasaba tocaba al gran buda de oro, en la cabeza, las orejas y por supuesto en la barriga, no hubo una sola persona que no hiciera esto y era como ver llegar personas a un sitio donde les profesaban buena fe.

Luego a uno de los edificios de tecnología más grandes, donde se encuentra de todo, todas las marcas, los accesorios posibles para todos los aparatos tecnológicos que agobian nuestra vida hoy día, aunque finalmente este resulto siendo un sitio donde los vendedores quieren vender al costo que sea, pero vender, entre más rebajan piensan que uno va  a comprar inmediatamente y más, cuando uno solo está averiguando para mirar si en realidad vale la pena comprar, pero bueno, superado los obstáculos decidimos devolvernos admirando cada detalle del país en el que seguiremos por al menos una semana más y que tiene mucho por descubrir.
 

lunes, 1 de agosto de 2011

CUADRAS SORPREDENTES

Aunque las cosas por conocer son seguramente muchas, los días comienzan a bajar su intensidad, ya no son novedad los gigantescos edificios con formas diferentes, ni la cantidad de asiáticos con acentos diferentes de china y japon, tampoco los indios ni los indonesios, mucho menos pasa desapercibida la belleza de las mujeres de filipinas, ahora hay tiempo para admirar y disfrutar del ambiente de una manera más interna, mezclarse entre la gente resulta agradable porque el extranjero es uno, en un 99 por ciento seguro que nadie entiende español, así que resulta gracioso hablar de la gente sin que lo entiendan, así harán ellos con uno, sin duda alguna.

On tantas fotos que hemos sacado, el facebook se llena poco a poco y la gente da un viaje virtual por los lugares que yo he visitado, el twitter ha estado descuidado, pero aún así se me ocurren cosas que publicar como por ejemplo, pensar en que así como las personas aparecen en las fotos que uno toma, en cuántas fotos de los demás aparecerá uno y jamás lo sabrá, cuántas de estas serán subidas a internet.

Caminando por una avenida llena de centros comerciales, nos rodeamos de las mejores marcas y resultaron siendo más costosas de lo acordado, luego un paseo por un sitio al que fácilmente se puede comparar con Puerto Madero en Buenos Aires, el nombre del sitio Clarke Quay, cerca al río, restaurantes de todo tipo a lado y lado, ambiente de tranquilidad, de amigos de un vino o una cerveza con un buen plato de comida.

Decidimos así comer en un restaurante español, una paella valenciana con un botella de vino marquéz de cáceres a la orilla del rio, mientras el sol se ocultaba y las luces de colores se encendían para poner algo de belleza artificial a lo natural del ambiente que por momentos era inspirador de emociones y mils sentidos.

Estamos comenzando a ver la otra cara de Singapur, la que no es glamurosa ni avanzada, la que nos permite disfrutar.  

DE REPENTE, EN CHINA

Amaneció el sexto día en Singapur con la firme idea de hacer una visita obligada al popular "chinatown" o barrio chino que en muchos países del mundo existe y que resulta peculiar a la hora de ir a conocer y pasar de repente, de estar en Singapur, a estar en un lugar totalmente chino.

Para nadie es un secreto que los chinos, han comenzado a propagarse por el mundo de una manera considerable y en países como Singapur se han establecido y mezclado entre las diferentes razas asiáticas que abundan acá, entre una mezcla de idiomas y ojos rasgados en los que su belleza rara y exótica predomina, sin embargo como era bien conocido ya por mí del barrio chino bonaerense, este no se distanciaba mucho, más que en que aquí por la gran cercanía con su país, los chinos dentro de su barrio, aparte de todo el comercio en serie de lo que comúnmente se llaman productos chinos, algo innovadores y raros, tienen un templo budista gigantesco y hermoso, donde acuden a rezar.

Este templo es impresionante, a la entrada se podían observar varias personas que tomaban un incienso en sus manos, miraban hacia adentro del templo, luego inclinaban sus cuerpos varias veces con el incienso aún en las manos y luego lo ponían sobre un soporte redondo que había a la entrada, donde ya habían muchos más de estos para luego proceder al templo a ver y rezar ante las diferentes figurillas en diferentes posiciones de los budas con diferentes posiciones cada una las cuales simbolizaban distintas cosas, prosperidad, tranquilidad, amor, salud, entre otras. Adentro el templo estaba rodeado de solo estatuillas, de pared a pared y de techo a piso, en la parte frontal tres gigantescas y frente a estas mesas y sillas donde se sientas las personas a rezar, sitio al cual no teníamos acceso, por supuesto por respeto, sin embargo, lo que se lograba apreciar era una encuentro consigo mismo de todas las personas que se encontraban allí rezando; tranquilidad, paz, calma y silencio que era interrumpida por momento por los turistas que subían el tono de voz, o inlcuso el sonido y la luz del flash de las cámaras, aunque nada de esto hacía que la religiosidad y devoción del lugar se perdiera del todo, llegó a ser uno de los sitios más curiosos vistos por mí en este barrio chino.

Cada día que pasa, la cultura asiática se va revelando como una cultura devota y creyente, tranquila, en cierta medida que se aliena gracias a la irrupción de la tecnología, siendo esta última la más presente en las nuevas generaciones a las cuales les es fácil el acceso a maquinaria tecnológica de todo tipo.

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