
Fue propuesta como una pre- cuela de la saga SAW, sin embargo, sus creadores no lo tuvieron a consideración. A nivel narrativo, no propone nada interesante más que horrorizar a la audiencia con exceso de sangre injustificada, si bien es una película que estremece por sus imágenes fuertes, el solo hecho de no tener una justificación clara el asesino de la misma, el argumento queda descolgado en la nada misma mientras muestra tripas, sangre y muerte.
Lo que si resulta interesante es la estética que decidieron crear con los movimientos de cámara, pues tanto esta como los personajes se mueven secuencialmente dentro del espacio de la casa, dando a la película un ritmo diferente y por momento acercándose fielmente al suspenso, la armonía coreográfica entre cámara, espacio y personajes está muy bien lograda y es complementada con la luz y su ausencia también, que deja un aire de terror sobre el cual el espectador se mueve, pues en ocasiones ve y en otras cree ver. Las texturas y temperaturas en los distintos espacios si bien por momento parecen chocar, se pueden llegar a entender como las diferentes atmósferas que el director de fotografía quiso crear de acuerdo a la temática de las distintas secuencias y es acertado ya que es posible reconocer y distinguir los niveles narrativos gracias a esto.
En el aire quedan muchas preguntas y ninguna en realidad tiene una respuesta clara más que en la imaginación del espectador que tiene que completar el cuadro narrativo con absurdos e inverosímiles. Sin embargo, para ser no más que una película sangrienta está bien encaminada dentro de los efectos que el subgénero Gore asume como tal.