lunes, 2 de abril de 2007

Ida y Vuelta por un primer cortometraje

DE IDA Y VUELTA

Era una mañana oscura como desde hace una semana venían siendo y Esteban se encontraba en su cuarto, el cual es iluminado tenuemente por la poca luz que entra por una ventana abierta, las paredes están cubiertas por dibujos y afiches de sus bandas de música preferidas; es un lugar desorganizado y caótico, en el suelo hay demasiados papeles y sobre el escritorio algunos lápices, carboncillos usados, libros de dibujo y arte y una pequeña lámpara roja que lo ilumina.

Esa mañana, Esteban mira por la ventana de su cuarto un árbol al que poco a poco se le v
an cayendo las hojas; con triste mirada observa la fría atmósfera, mientras con sus manos se arregla su largo y liso cabello, respira profundamente y se dirige hacia su cama, se sienta y coge con sus manos una foto que hay encima de su mesa de noche, en esta se encuentra Esteban abrazado a una mujer, después de unos segundos de contemplarla se levanta de la cama, va hacia su escritorio, busca una hoja entre su desorden, la encuentra, es una carta, así es que deja la foto encima y comienza a leer la carta.

“Mi único amor: Las cosas no han funcionado últimamente y aunque he llorado por la decisión que he tomado, creo que es en este momento es lo mejor. Aunque no sé la razón por la cual hoy quieras soltar mi mano te aseguro que la mía sigue aferrada a lo que un día empezó y aún no acaba. Finalmente entre el caos, el silencio de tus palabras me hela hasta el alma De repente mis sueños se convirtieron en los tuyos, abracé con felicidad lo que más deseaste y supe que tú música era lo único que mis oídos querían escuchar, por esta razón no una sino miles de veces fui tuya, al compás de tus manos me inventabas historias que cada noche me hacían repetir que nunca de ti lejos estaría. Muchas de las noches transcurrían como sangre en las venas y entre copas que repartíamos sin medir. De tus marcados brazos no me podía zafar, mi lubricidad acrecentaba tú poder y en principio cuando escuchabas mis razones me permitías pronunciar lentamente el sabor que me daba la vida, podías tocar mi pulso y leerme sin siquiera rozar un centímetro de mi piel y por eso creías que definitivamente de tú lado jamás me iba a marchar. Tu sabes que mi ilusión es la vida, mi vida..., tu vida..., pero controlarla ha sido mi gran desilusión y cuando logre salir de mi cuerpo para entregarte mi esencia me sorprendió el abismo de tu intemperancia. Para muchos vivir a tu lado era sufrir innumerables soledades y adioses, pero siempre pensé que vivir era dejar que los sentimientos más intensos fueran los que te dieran la visión de hacer lo que se debías hacer con las personas que mas deseabas. Ya entraste en mi cabeza, esta infestada de tus armoniosos acordes y aunque no sirve de nada que pares, hoy tengo que decirte que
mis sueños solo yo los puedo realizar con o sin ti. Con la tranquilidad que hoy me da la soledad miro a mi alrededor y los muros de mi corazón se ven tan cerca que parecen aplastar mis pensamientos. Tu lo sabes, a mi lado, tu cuerpo es celeste, tranquilo y lascivo, es por eso que estoy decidida a salir de tan tibio mar donde hoy naufragan mis horrores. Ahora que se acerca el insoslayable lamento del tiempo, emulo tu doctrina, tan tuya que son pocas las personas que caminan por sus pantanos Te pronuncio esto con una sonrisa transparente y así termina el estival y pronuncio con dolor que soy la sibilina que niegas sin razón aparente. Natalia.”

(Mientras se lee la carta, Esteban recuerda algunos momentos vividos entre Natalia y él durante los dos años de su relación.)
Comienza recordando aquel día en el apartamento de Esteban, cuando él ensayaba con su guitarra en su desordenada habitación, mientras Natalia brincaba en la cama de él, luego un día en la casa de Natalia, Esteban y ella se encontraban recostados en un sofá viendo una película, la cual resultó bastante aburridora para él, mientras que para ella resultó ser la película más divertida que jamás haya visto.
Después en un bar Esteban, Natalia y los amigos de este cuando se encontraban tomando y una de las meseras amigas de Esteban lo saludaba de manera coqueta insinuándosele y Natalia alcanzaba a darse cuenta, así mismo la llegada al apartamento de Esteban, donde él y Natalia un poco tomados comenzaban a acariciarse y el la acorralaba contra la pared forcejeando los dos hasta quitarse la parte de arriba ambos.

También minutos antes de salir del apartamento los dos elegantes camino a la cena con los padres de Natalia, ella le arreglaba la corbata a él y entre risas los dos comienzan a bailar hasta que el finalmente la inclinaba entre sus brazos, finalmente recuerda el día en casa de los padres de Natalia en la noche de la cena en un ambiente tranquilo y acogedor. Ya en la mesa del comedor Natalia rozaba con sus piernas las piernas de él por debajo del mantel y el solo se sonreía.

Al terminar de leer la carta, la arruga y da un golpe en el escritorio y enseguida se recuesta sobre el espaldar de la silla, recuerda la noche anterior con sus amigos entre copas, donde Andrés le decía: “Ya salga de ese despecho tan berraco” a lo que Esteban le respondía : “No, hermano, me siento re – mal” y Andrés le refutaba de nuevo “Yo se lo dije, así son las gomelas. Venga y toma un rato y se olvida de todo”. Al lado de Andrés se sienta la mesera que le coqueteaba a Esteban

En la cama de Esteban se alcanza a ver una mujer acostada quien se levanta lentamente y se acerca a el. Ella se sienta en los brazos de la silla donde este se encuentra , le acaricia la cara, pero el esquiva su mano. Esteban se levanta de la silla silenciosamente y busca en el cuarto una camiseta que luego se coloca. Mientras la mujer lo mira desconcertada, el coge su vieja
maleta y comienza a empacar su ropa. Después, mete sus cosas en cajas. Cubre los muebles con sábanas. Luego voltea a mirar a la mujer y le dice secamente: Vístete, Diana. Ella obedece, y mientras lo hace, el termina de empacar, dejando por ultimo su guitarra, que guarda con sumo cuidado dentro de su estuche. Después de hacer esto se sienta en su cama , se coloca sus viejos zapatos, coge su maleta y su guitarra. Llama a Diana con un gesto, y le dice en el mismo tono: Vamos. Salen los dos y cierran la puerta del apartamento. Bajan las escaleras. El se despide de ella con una caricia, sin decir palabra, y sale. Diana, con mirada resignada, ve como Esteban se aleja por la acera. Se queda en el portal y luego decide cruzar la calle, cosa que hace.

Simultáneamente, Natalia termina de empacar cuidadosamente sus cosas, se viste, se coge el cabello, baja las escaleras y se despide sentidamente de sus padres. Sale de su casa, y se sube al taxi que la espera. Llega a la entrada del aeropuerto y se dirige hacia la entrada. Pero, de repente, baja las maletas y se detiene. Con gesto decidido, da media vuelta y se sube de nuevo al taxi. Llega al apartamento de Estaban. Sube, abre la puerta y ve que este se encuentra vacío.
En Natalia solo se ve el abatimiento…

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