lunes, 2 de abril de 2007

Uno más de mis cortometrajes

Tomado de un cuento de Antonio García quien estudio literatura en la Universidad Javeriana, titulado “Retrato de familia con Papá Noel.”

Uno más de nosotros

Todo comienza a las afueras de una de las sedes de un banco en Bogotá-Colombia.
Alfredo, el gerente del sitio habla con un policía a quien da la descripción de los asaltantes que minutos antes habían irrumpido allí para llevarse el dinero y las pertenencias mas valiosas de las personas que allí se encontraban, sin embargo, la descripción que el daba era bastante familiar.

Según Alfredo, eran unos hombres que vestían un traje rojo, cinturón y botas negras, panza, barba blanca, un costal y en la cabeza un gorro rojo con una borla blanca en la punta.

Según el gerente los asaltantes estaban armados y además desarmaron al guardia y dieron la orden de que todos se tiraran al suelo, luego de encañonar al cajero se llevaron el dinero de la caja fuerte y pronunciando el típico jo jo jo ¡feliz navidad!
se marcharon.

Los testigos prefirieron no hablar y seguir las instrucciones de los policías, mientras los paramédicos ayudaban a una anciana en shock, además el gerente aseguro que no tenia referencia del vehiculo en que se dieron a la fuga.
En ese momento un pequeño intervino asegurando saber en que se habia ido estos peculiares ladronbes, así que atino a decir que se habían fugado en un trineo remolcado por 12 renos, volaron al polo norte y compraron regalos para los niños de todo el mundo; soltando una leve risa, el policía se alejo de él y por su radioteléfono dio la descripción de los asaltantes a la demás unidades.

Mientras tanto, al occidente de la ciudad frente a una bodega llamada "El reventón Navideño Superofertas", Mauricio Mosquera, maldecía su mala suerte y la falta de dinero ya que su licorera había sido embargada con lo que no alcanzo a beberse, su mujer lo abandono, se llevo a su hija y hasta sus calzoncillos.
Ahora vivía en un barrio marginado en una pieza de 2 por 2 que compartía con las ratas.
Se escondía bajo un traje de papa Noel predicando las bondades del Reventón Navideño totalmente borracho y cantando incoherencias, haciendo que los compradores se alejaran del lugar.

El dueño del negocio al ver este bochornoso espectáculo decidió prescindir de los servicios de Mauricio como voceador.
Mauricio decidido a pedir clemencia vio como en frente se estacionaba un carro de donde se bajaban dos papa Noel y entraban corriendo al banco contiguo al almacén, un tercero aguardaba en el carro esperando a los que entraron al banco, ninguno de ellos reparo en Mauricio, pero él sintiéndose respaldado por la solidaridad del gremio se envalentono con el jefe y así subió al carro sin mas ni mas; el conductor alarmado solo quiso preguntar por que se había subido al carro, a su vez, el jefe que tampoco entendía, no pretendía perder el disfraz y se dirigió al carro para sacarlo por la fuerza, el conductor decidió salir y arreglar todo por los golpes, de repente los otros papa Noel salieron del banco armados y directo al carro haciendo que el jefe se arrepintiera, entre la confusión ya eran cuatro papa Noel dentro del carro. Los tres iniciales comenzaron a discutir por la aparición del cuarto.

Entre tanto los policías ya iban tras ellos en una rápida persecución y dentro del auto de los bandidos se desataba una gran discusión.

El escape apenas comenzaba, la ruta era peligrosa debido a los demás autos que transitaban y las condiciones del terreno, entre tanto Mauricio se quedaba dormido lentamente e iniciando un sueño en el que podía ver una pista de baile de una discoteca y una pantalla donde se presentaba su mujer bailando exóticamente y le decía que ella era su regalo de navidad dirigiéndose a un papa Noel al que no se le veía la cara, pero todos alrededor se reían hasta que una de las mujeres del lugar le vociferaba que su mujer lo había abandonado, que se le había llevado a su hija Leidy Shakira, pero él decidió darle la espalda para ver que su mujer le cortaba la cabeza al papa Noel que no era nada mas ni nada menos que él mismo.

Mauricio, que veía esa escena tan dantesca se llevo las manos al cuello para agarrarse la cabeza y en ese momento su hijita lo tomaba por el pantalón preguntando por su ausencia, pero al ir a abrazarla, su cabeza rodó. En ese momento una voz que se quejaba de dolor de cabeza lo despertó, era la del conductor que freno en seco en medio del camino y aterrados los demás por el disparo que le atravesaba la cabeza solo atinaron a abandonar el vehiculo.
Pero el mismo conductor siguió los pasos de sus secuaces y a la mitad del camino se desplomo y los otros dos a penas se alejaban en la distancia.

Mauricio se aproximo al cadáver y tomo el costal que pesaba bastante y comenzó a caminar en dirección opuesta al sonido de las sirenas.

Salio a una avenida, tomó el primer bus y se apresuro a sentarse, luego quiso mirar dentro del costal para darse cuenta que era millones y millones de pesos y sin poder creerlo siguió la ruta.

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