Dentro
de mis ciclos de “Una película por día” que no he podido cumplir a cabalidad
pero que al menos se ha mantenido en un número considerable, no había
contemplado la idea de ver un documental, salvo cuando iniciara a realizar los
exámenes finales de la maestría, donde de seguro un par tendría que ver. Sin
embargo, rompiendo el esquema que venia tratando, fui invitado una vez más por
mi adorable novio a ver “The Secret History of Eurovision (escrito y dirigido
por Stephen Oliver)” y es así; History
y no Story, pues tiene que ver con la
historia de Europa desde la década de los 50, hasta el año 2010, pero no solo
la historia del concurso, sino la del continente como tal.
Es
un documental de una hora y media, enmarcado dentro de la línea expositiva,
pues utilizando la voz en off de un narrador y apoyado por imágenes, expone y
propone un recorrido sobre el concurso de Eurovision dando un contraste a la
vez histórico – político – social con diferentes eventos vividos en Europa
desde la década del 50.
Los
eventos quizás más importantes narrados aquí: la creación del concurso, los
cambios tecnológicos con la llegada de la televisión en los 50 y más adelante
con los teléfonos y los celulares posteriormente, así como también la división
histórico – política de Alemania y por tanto la caída del muro (1989). Lo más interesante del documental es la
articulación que crea entre la historia del concurso y la historia del lugar
donde este nació, Europa, mientras deja en claro lo que iba sucediendo en
paralelo.
Pueblos
en guerra, destrucción y muerte; en otro lado del continente la guerra era de
tipo musical y con letras que hablaron en distintos momentos de la situación
del mundo en un clamor por el alto al fuego y a unirse en torno y en calidad de
seres humanos, es así que mucha gente recuerda el concurso como un momento de
escape, de esparcimiento y entretenimiento sano, alejado de las noticias
sangrientas que sumaban muertos a las listas y que contaban también como la
realidad del momento.
El
lado bueno, el lado malo, lo positivo y lo negativo, como siempre un contraste
marcado en la historia no solo de Europa sino del mundo entero y como es usual
la música presente y aparentemente indiferente de cualquier situación política,
social, económica, pero a la vez la participe número uno, a la hora de
protestar y también de unir en un canto a la vida, por medio de acordes que nos
transportan a cada uno a un lugar diferente y a vivir en paz y armonía como
individuos que somos, abriendo campo a la reflexión medida sobre la vida misma;
una fiesta que todos los años convoca al mundo entero a divertirse y competir
sanamente mientras corren una a una las notas de cada tema e inunda los hogares
con música, baile y distintos idiomas, una unión donde pareciera no importar,
ni la lengua, ni el color, mucho menos las preferencias sexuales, políticas o
religiosas, eso es Eurovision…
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