Y finalmente, el momento del final de la saga de Harry Potter llegó. Leer los libros, esperar cada estreno, ser asistente asiduo y adentrarnos en un mundo de magia que tenía sus visos de realidad fue la tarea que millones de personas alrededor del mundo asumieron sin problema alguno, pero como todo, hasta la misma vida, tiene un final, un final que yo califico como final de telenovela, después de aparecer el título de "19 años después" vemos en pantalla gigante un mal casting de un Harry Potter que no hubiera funcionado como tal y sobre el cual presumimos los asistentes a la película
es el hijo, acto seguido aparecen más niños y luego la figura mal envejecida de Harry Potter, agarrada de su brazo la hermana de Ron y los dos con cara de orgullo porque sus hijos irán a la escuela de magia igual que ellos, segundos después hacen su aparición los personajes de Ron, Hermione y Draco, todos casados y con descendientes pero que ni el maquillaje, ni el vestuario y mucho menos la actitud los hizo ver como personas adultas.
En este punto debo aceptar que el último libro no lo leí y no sé como J.K. Rowlling finalizo la historia del joven, ahora adulto Harry, cuyo hijo, al menos en la película, es una mala copia de él, con un nombre en honor a Dumbledor y Snape, lo que si puedo asegurar es, que si en el libro dejó un final que eternizara a los personajes dejando su semilla en el mundo y haciendo que vivieran una vida como adultos, tuvo que haber puesto muchas más situaciones que la que se puede ver antes de que el título de fin aparezca sobre negro en la pantalla del cine.
En la película claramente eligieron esa escena como la final porque era la forma más sencilla de cerrar la saga de una manera cíclica y recordarle al público la primera vez que Harry fue a la escuela, pero para tan majestuosa producción que tuvo "Las reliquias de la muerte, Parte 2" se queda corta, para mí la película debió terminar en la escena anterior sin que apareciera esa leyenda telenovelesca, o incluso de otra manera que no fuese tan simple, sin embargo, es la producción más esperada del año y la recomendación número uno de estas vacaciones.
Aún recuerdo cuando tuve en mis manos el primer libro de Harry Potter y luego cuando vi la película fue genial ver ese mundo mágico creado por alguien que pensó en cada detalle del mundo real y lo modificó para el mundo de Harry Potter, los personajes película tras película crecían no solamente de estatura sino también de manera intelectual, daban lecciones de vida y tan humanos como mágicos, sentían, lloraban, sufrían, comían, se bañaban, sudaban y en esta última parte amaron con mucha fuerza, nunca dejaron de ser humanos y siempre sorprendían, Harry siendo el protagonista no opacaba a personajes secundarios que siempre salían a la luz de alguna u otra manera y aunque con poca participación después la interferencia de personajes como Hagrid, Longbotton entre otros, definieron la historia y la hicieron más cercana a la realidad de lo que otras lo han hecho o intentado hacer.
Fue curioso, pero en todas las películas pasó, hubo momentos de emoción en los que incluso yo me alegraba por los triunfos, sin embargo, solo estas dos últimas películas tuve la oportunidad de verlas acá en Buenos Aires y como siempre, uno comienza a fijarse en esas particularidades de los Argentinos, una que sinceramente no esperaba encontrar fue que en esos momentos álgidos de la película, por ejemplo cuando la madre de Ron derrota a Bellatrix, todo el teatro, con excepciones claro está, aplaudieron, es cierto que a mi me emocionó, pero no estaba viendo una puesta en escena teatral, sin embargo, creo que mi mente se unió al aplauso en un estado de emoción que no solo contenía fascinación por lo que veía sino una cierta nostalgia de ver que la saga finalizaba y el momento esperado por todos desde hacia ya varios años llegaba a su fin.
Las salas de cine al rededor del mundo extrañarán los numerosos rios de gente entrando a ver al joven mago, que ya creció, se volvió famoso y se llenó de dinero gracias a sus fieles seguidores, entre esos, yo, pero de seguro un inventó cercano llenara el vacío en las salas de cine, pero Harry Potter siempre será el niño que vivió y mucha más gente lo verá y se comentará, no tiene remplazo similar, una historia única que hizo soñar, reír, odiar, pero ante todo, sentir.