sábado, 23 de julio de 2011

Cambio de rostros

Desde que parti de Buenos Aires, sentía como se quedaba parte de esa nueva vida que he escogido vivir, irremediablemente a miles de kilómetros de distancia estaré más o menos 15 días en la ciudad de los leones como es llamada Singapur.

El viaje es largo, en tiempo, en distancia y en espera, en pensamiento y en escritura parece que también, estoy consiguiendo hacer esta entrada gracias a la tecnología del Wi-fi que hoy por hoy se hace necesaria en todo lado para poder tener acceso al mundo virtual.
No poder dormir, debe ser una de las situaciones más fastidiosas en la vida, durante, antes y después, la primera etapa consiste en el desespero exhaustivo por no poder conciliar el sueño, la segunda por pensar que va a pasar si no se logra conciliar ese sueño y luego de esto viene la peor, darse cuenta que uno no ha dormido nada y que debe seguir un camino largo y por tanto un día interminable, eso es precisamente lo que he sentido desde que me baje del primero de 3 aviones que debo abordar para llegar a Singapur.

Cuando sali de Buenos Aires, los rostros eran blancos con rasgos europeos, de cabellos rubios la mayoría, hablaban dos idiomas, español argentino e Inglés, por suerte entendía los dos, del primer avion una cantidad considerable se desprendió y pude ver como a muchos el ingles los dominaba, los sonidos de los altavoces y de los oficiales de migración les eran desconocidos y los nervios los traicionaban y menos entendían, muchos necesitaron ayuda; luego de esa revisión exhaustiva en la que casi lo desvisten a uno y comenzando a contar: billetera, correa, celular, saco, monedas, notebook afuera de la maleta  zapatos de todo el mundo (por un momento el olor del ambiente se transformo), tanta revisión genera incomodidad sin embargo el que nada debe, nada teme y si alguien debía pudo ser descubierto o pasar desapercibido.

Gracias a la excelente señalización de los aeropuertos en Estados Unidos, no fue complicado llegar a la sala de espera del próximo vuelo, este con destino a Tokyo, me senté en la sala, no sin antes confirmar que era la correcta, porque ya me había sucedido, iba caminando hacia la sala que pensaba y resulto ser otro vuelo a la misma hora y para el mismo lugar, en fin sin desviarme del tema, después de estar en la sala correcta, subí la mirada y los rostros habían cambiado por completo, la mayoría pasaron de ser blancos a negros y los blancos que quedaban pasaron a ser de ojos rasgados y cabellos oscuro, no hallo el momento en que las instrucciones las dejen de dar en Español y ahora solo se limiten al Inglés y al Japones.

Definitivamente, voy para el otro lado del mundo, nuevamente.

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